Por: Lic. Monica Moreno, Maestra preescolar sede Rafael J. Mejía
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El mundo va cambiando…
El desarrollo transforma la sociedad…
Pero la formación del SER HUMANO primará para siempre…
Hablar sobre los maestros del nuevo siglo, implica pensar sobre los retos que se presentan actualmente. Muchos pudieran pensar en que los mayores retos son el uso de las nuevas tecnologías, los títulos académicos que deben adquirir, la actualización del currículo, el cumplimiento de los estándares, el desarrollo de las competencias, la preparación para las pruebas de estado, los puntajes de calidad, entre muchos otros; sin embargo surge una pregunta: ¿cuales son realmente los mayores retos del educador en nuestros días?
En un mundo donde los avances tecnológicos son como un parpadear que permiten el acceso al conocimiento, la exploración, la investigación, la información, la noticia y demás, dejando claro que permean la sociedad para transformarla constantemente; es entonces pertinente pensar en la labor del docente en la actualidad.
Como nacemos en una sociedad, somos por ende, seres sociales y es justamente en el intercambio o interacción social que nos desarrollamos, nos desenvolvemos y aprendemos; así es que nuestra formación como seres humanos, depende de lo que otros nos aportan, de cómo nos orientan, de cómo nos enseñan y de los estímulos que nos brindan para desarrollar nuestras habilidades. Teniendo en cuenta lo anterior, se hace mas claro y significativo el rol del docente y el papel de la escuela como factor fundamental en la construcción de sociedad.
Puesto que por muchos años se ha considerado que, el qué hacer del maestro es transmitir conocimiento, podría pensarse entonces que ya no es necesario su rol en la sociedad, ya que en su gran mayoría, la población mundial tienen acceso al conocimiento de manera fácil, rápida y abundante en el momento que deseen. Pero hoy, sabemos que el maestro no es sólo un transmisor del conocimiento, ademas de eso es un mediador o facilitador entre el saber y el sujeto o aprendiz, y esto no es tarea fácil, puesto que requiere tener ciertas habilidades, cualidades y valores que le permitan realizar dicha labor con éxito.
Esta claro que el conocimiento por si solo no produce fruto si no hay quien lo adquiera y lo transforme en acción; Es decir que uno de los mayores retos del docente es lograr despertar en el sujeto el interés, el anhelo, el deseo, el disfrute y las ganas de aprender, de buscar el conocimiento y de hacerlo propio para transformar su entorno.
Es cuando el maestro conoce y establece una conexión o relación significativa con el estudiante, que puede utilizar las herramientas necesarias, adecuadas y eficientes para llevar a cabo estrategias pedagógicas que permitan el encuentro entre el individuo y el mundo del conocimiento enmarcado en el placer de aprender.
Por esto es necesario la motivación que el maestro promueve en sus estudiantes. Pero ¿como puede lograrlo? Es indispensable que establezca una conexión afectiva con el estudiante que lo lleve a demostrar interés sincero y a manifestar empatia, entendiendo esta como la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo.
También es importante indagar sobre sus gustos o intereses, aprender a conocerlo y darse a conocer como una persona asequible, confiable y dispuesta a escuchar. El maestro debe estar dispuesto a compartir y promover momentos de alegría, diversión, juegos, risas, ternura, manifestaciones de cariño, de amistad, momentos de comunicación, de expresar sentimientos, de manifestar emociones, de construcción colectiva, de autoconocimiento, de reflexión, de escucha y aprovecha cada situación para formar en valores.
De ahi que nuestro proyecto educativo institucional este basado en principios y valores tales como la probidad, la honestidad, la tolerancia, el respeto, la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad, la imparcialidad, la justicia, la confianza y la identidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, podría afirmarse entonces que el mayor reto al que se enfrenta el maestro en el nuevo siglo es formar seres humanos en valores, para garantizar así una sociedad no solo con capacidad de aprender y hacer, sino con la capacidad de saber tomar decisiones con ética, responsabilidad y pensando en el bienestar de los demás. Es por ello que los maestros benignianos estamos convencidos que el camino al éxito en la formación de nuestros estudiantes es educar y fortalecer los valores en cada espacio de interacción educativa.